La dispersión geográfica de las grandes ciudades, el encarecimiento de la vivienda con precios imposibles en la parte más consolidada de las ciudades, el traslado de las empresas a las periferias, nuevos modelos de consumos ligados al ocio y a las grandes superficies, están haciendo, entre otras cuestiones, que aumente la lejanía entre los centros de trabajo y de compra y las viviendas de la población. En consecuencia, la movilidad al trabajo se está convirtiendo en un problema creciente para una buena parte de la población trabajadora. El desplazamiento al trabajo supone ya un tercio del total de los desplazamientos urbanos. Los accidentes de tráfico ocasionan el mayor número de mortandad relacionada con el trabajo.
Sin embargo la movilidad de las personas a sus centros de trabajo no es tenida en cuenta en los diseños de estos nuevos modelos de dispersión geográfica. En la puesta en marcha de polígonos industriales, centros tecnológicos, grandes superficies u otros proyectos de desarrollo económico y empresarial, se planifican y presupuestan, cada vez con mayor rigor, tanto en su construcción como en su posterior gestión, aspectos como vialidad, transporte de materias primas y productos, provisión de agua, desagües, provisión de energía suficiente, aparcamientos para clientes…. Incluso se dan tímidos avances en materia de aprovechamientos y eficiencia energética. Todos estos aspectos fundamentales para el funcionamiento de las empresas, son diseñados y desarrollados, repercutiendo su financiación en el precio de la adquisición del terreno o del inmueble. También se asume por parte de las administraciones que una parte de los gastos generados por su gestión y mantenimiento irá a sus presupuestos por la prestación de un servicio público. De una u otra forma esto acaba pagándose por los bolsillos de los contribuyentes, empresarios o trabajadores, vía impuestos o tasas.
Son tenidos en cuenta y provistos todos los factores que intervienen en el proceso productivo, salvo uno; el acceso del elemento fundamental de cualquier sistema productivo, el humano, al centro de trabajo. El coste en tiempo, dinero y accidentes, consecuencia de los largos recorridos, recae cada vez más de forma exclusiva sobre las personas trabajadoras. En definitiva, una buen parte del coste del proceso productivo, es financiada directamente por los magros salarios de las personas que trabajan en estos polígonos, plataformas, parques empresariales o centros comerciales.
Claro que no es nada nuevo. Esto es lo que ha venido pasando desde hace muchos años con la proliferación de polígonos industriales en las periferias de nuestras ciudades. Es una herencia que permanece del desarrollismo salvaje de los años cincuenta y sesenta. Y sindicalmente lo hemos ido toreando de diferentes maneras; con la implementación de autobuses por empresas, con pluses de transporte y acuerdos entre los mismos trabajadores…. O con ausencia de medidas. En algunos casos hemos avanzado y en otros se han mantenido derechos para los trabajadores más antiguos, que nos son reconocidos para los más recientes. Todo ha dependido de la correlación de fuerzas en cada empresa o sector y de lo que haya dado de si la negociación colectiva. De cualquier forma, la movilidad sigue siendo un reto sindical, en el que debemos seguir batallando
Pero lo que llama poderosamente la atención es que en proyectos nuevos, en muchos casos promovidos por la administración, el factor humano de la movilidad al puesto de trabajo no se haya tenido en cuenta en absoluto.
Este es el caso de la Plataforma Logística PLAZA de Zaragoza, promovida por el Gobierno de Aragón, que sin duda ha sido una aportación positiva al desarrollo económico de nuestra Comunidad Autónoma, pero que ha sufrido una total falta de planificación y de alternativas en cuanto a las formas de desplazamiento a sus empresas por parte de las personas que en ellas trabajan.
PLAZA ocupa una superficie de 1.283 hectáreas y está ubicada a 7 Km. de Zaragoza. Su situación geográfica la ubica en el centro de un área con 350 Km. de radio, que reúne el 60% de la población española y suma el 80% de su PIB. Esto convierte a PLAZA en la plataforma logística de mayores dimensiones del continente europeo, en la que ya están operando un importante número de empresas que ocupan más de 13.000 trabajadores. Destaca un gran centro comercial en el que están trabajando alrededor de 5.000 personas.
Pues bien, el único transporte que ofrece servicio público es una línea, la misma que lo presta al Aeropuerto, con un precio que triplica el de la red de autobuses de la ciudad de Zaragoza, y que además no permite la posibilidad de obtener tarjetas multiviajes ni abonos mensuales. La frecuencia de paso es de 30 minutos de lunes a sábados y de 60 los domingos y festivos. El tiempo de recorrido para cada sentido es de 45 minutos. No tiene recorrido por los barrios de la ciudad, sale del centro de Zaragoza y tampoco recorre el interior de la plataforma; desde la parada a la empresa puede haber todavía un largo recorrido a pié, por trayectos no adecuados y en algunos casos peligrosos.
Tan solo tres empresas, que suman unas 1.500 personas trabajadoras, tienen servicio propio de autobús.
Un buena parte de las personas que trabajan en PLAZA, se nota más en el centro comercial, son jóvenes contratadas a tiempo parcial, con horarios flexibles, que sufren exigencias empresariales de altísima disponibilidad a cambio de salarios miserables (la mayoría darían saltos de alegría si pudieran ser considerados “mileuristas”). Todas estas personas jóvenes, tienen que subvencionar una parte del proceso productivo con una porción muy importante de sus magros salarios. Costes que, como el resto, debería ir a cargo de las empresas, bien de forma directa o a través de la financiacion de los servicios públicos necesarios.
Si, han leído ustedes bien unos cuantos párrafos más arriba; la Plataforma Logística PLAZA fue concebida y desarrollada por el Gobierno de Aragón, es un proyecto muy ambicioso y que ha requerido de cuantiosos recursos públicos. Y si, también lo han leido ustedes bien; nunca tuvieron en cuenta algo tan elemental como la movilidad de las personas a su centro de trabajo.
A algunos esto puede parecerles un problema menor, excesivamente localista, fruto de las "cosas de la vida"o lo que se quiera. Pero la forma en la que se conciben determinados proyectos, con un desprecio absoluto a las necesidades de las personas o sin tener en cuenta factores de sostenibilidad a todos niveles, evidencia la urgencia con la que muchas empresas y administraciones deben experimentar un importante cambio cultural, poniendo en valor a las personas e intruduciendo elementos de competitividad que no ahonden en la dualidad de nuestro mercado laboral. Vendría muy bien hablar de todo esto al hilo del debate sobre el cambio de modelo productivo.
Con este problema de la movilidad a PLAZA, que en Comisiones Obreras hemos entendido emblemático de los problemas de movilidad que sufren muchas personas trabajadoras en nuestras ciudades, hemos puesto en marcha algunas iniciativas. Realizamos una campaña informativa en los centros de trabajo de la plataforma, recogimos más de 3000 firmas exigiendo transporte público o colectivo; trasladamos estas firmas al Gobierno de Aragón y al Ayuntamiento de Zaragoza y varios meses después todavía estamos esperando respuesta. Hemos propuesto y acordado en el ámbito del Diálogo Social Autonómico una serie de medidas tendentes a resolver este problema, que tardan en ponerse en marcha. Durante los últimos meses hemos llevado a cabo, a través de un acuerdo de nuestra FSC y la Cámara de Comercio, un estudio realizado por ISTAS, que hoy hemos presentado en rueda de prensa y en una asamblea de representantes sindicales de las empresas instaladas en la plataforma.
Vamos a seguir batallando. Queremos una mesa por la movilidad en PLAZA, con presencia sindical, empresarial y de las administraciones. Tenemos propuestas. Hay que acordar soluciones.
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