sábado

Empresarios, diálogo social, empleo y exclusión social.

La actitud de las organizaciones empresariales no ha sido precisamente ejemplar en todos estos largos meses de crisis. De los anteriores, mejor ni hablar, aunque en tiempos de abundancia (para algunos), las aristas parecen suavizarse. Sus planteamientos fundamentalistas supusieron la ruptura del diálogo social y bloquearon la negociación colectiva. La movilización de los trabajadores y una actitud más que razonable de los Sindicatos, parece que van a posibilitar la reapertura de las mesas de la concertación. También parece haber acercamientos para posibilitar una negociación colectiva más fluida en 2010.

Pero es más que posible que no todo vaya a ser un camino de rosas. El movimiento sindical haría bien en no rebajar ni un ápice su tensión para llegar a acuerdos en las mesas.
Y de recordárnoslo ya se encarga bien la propia patronal. El pasado día 18 de diciembre, el presidente de la Confederación de Empresarios de Aragón (CREA), se desmelenó en rueda de prensa ante los medios de comunicación, con unas declaraciones muy alejadas del tono mesurado y dialogante que suele utilizar Jesús Morte.
El jefe de la patronal aragonesa se suma a un tono victimista (más empresario que nunca, decía un comentarista económico local), diciendo que la parte realmente olvidada de la crisis son, nada más y nada menos, que los empresarios. Auténticos sufridores, ellos, de la crisis.
Calificaba de orgía de gasto público insostenible, los recursos destinados al capítulo uno (gastos de personal) en los presupuestos del Gobierno de Aragón.

Concluía reclamando bajo ese eufemismo de “modernización del mercado laboral” (siempre queda bien eso de la modernización), concepto que explicado no contiene sino la viejísima reivindicación empresarial de poder despedir con menos trabas (todavía) y más barato (a ser posible gratis).
Es posible que no nos estemos enterando de que realmente la crisis la sufran los empresarios. Tal vez debieran las administraciones empezar a publicar estadísticas de cuantos propietarios de empresas en crisis o cerradas se encuentran en riesgo de exclusión social. ¿El señor Diaz Ferrán, tal vez? Cuántos están acudiendo ya a los comedores sociales, o acuden a los Servicios Sociales a tramitar ingresos de inserción. De los trabajadores  que están pasando dificultades reales si que sabemos. Claro, que igual cabría elaborar concienzudos y rigurosos estudios acerca de que ha sido de los enormes beneficios que muchos “emprendedores” han ido acumulando estos años pasados y que no han sido reinvertidos en modernizar empresas. Buena culpa tiene esa actitud de empresarios irresponsables del destrozo en el empleo al que estamos asistiendo en estos últimos meses. Que no se puede generalizar, está claro. Empresarios responsables, los hay. Pero para presentar a los empresarios como principales sufridores de la crisis, hay que echarle mucho morro.
El discurso patronal adquiere mayor gravedad, cuando evidencia la pretensión de disputar recursos públicos, restándolos de gastos de personal de las administraciones. Callando, eso sí, que estos van a parar fundamentalmente al estado de bienestar; educación, sanidad, prestaciones sociales…. No puede calificarse precisamente de moderno el empeño de algunos empresarios, al que algunos sectores políticos no hacen ascos, de desmontar un sistema público de bienestar social, todavía incipiente y que tantos años y sacrificios ha costado construir. Nada de novedoso hay en pretender externalizar y privatizar servicios públicos, convirtiéndolos en apetitosos negocios para unos pocos, lo que debe ser un precioso bien para todos. Y para eso se argumenta la necesidad de reducir gasto en personal. ¿Por qué no se habla desde la patronal con más claridad, para que todo el mundo pueda entenderles? Digan ustedes, no se corten, que su único afán es transferir recursos públicos, y salariales, a sus cuentas de resultados, salvando sus beneficios, no a costa de una buena gestión empresarial, sino a costillas de los demás. Y si no es así, que aclaren de qué demonios están hablando.


El año 2010 tiene que ser fructífero en la concertación. No es posible seguir mirando a otro lado mientras miles de personas van engrosando las filas del paro y, lo que es peor, disminuyen sus expectativas de una vida digna en un futuro cercano. Por eso no se entienden las declaraciones prenavideñas del jefe de la patronal aragonesa. A no ser que nos esté anunciando una actitud empresarial extraordinariamente dura, en unas negociaciones, que no deberían acabar como la mayoría de las manifestaciones de amor y buenaventura con las que nos prodigamos en tiempos navideños. Esas mismas que se van alejando conforme lo hacen los camellos de los reyes (magos).

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