El año 2009 fue un año sindicalmente intenso. Desde CCOO hemos estado inmersos en la difícil situación que la crisis estaba generando. Una crisis sistémica, de calado internacional y multidimensional; financiera, productiva, alimenticia, ecológica, energética… Una crisis, hemos repetido hasta la saciedad, que no hemos generado las personas trabajadoras, ni por lo grueso ( más bien magro) de nuestras nóminas – en nuestro país para muchos ser mileurista es un lujo al que no pueden aspirar- ni por nuestras condiciones laborales – la temporalidad, la precariedad es la tónica general- ni por la falta de compromiso sindical con la economía y el bienestar social. El Sindicato ha estado trabajando duro. Y tenemos que reivindicarlo ante todo tipo de voceros, que desde diferentes dimensiones, con intereses diversos y no siempre explicitados, intentan denigrarlo. Atender en el día a día, individual o colectivamente a nuestros compañeros con problemas, modular los ERES, exigiendo causas reales y mejorando condiciones, construir alternativas, presentar propuestas, fomentar el diálogo social, empujar en los convenios, servir de parapeto a las agresiones diseñadas contra nuestros derechos, movilizar, acumular fuerzas…. Un año de trabajo intenso y creo que inteligente, que no se nos puede negar al conjunto de las Comisiones Obreras.
Nuestras prioridades han sido, siguen siéndolo, las personas. Porque las tasas negativas de crecimiento económico, la disminución del PIB u otros indicativos del pulso económico, en lo que de verdad se traducen es en aumento del paro. En serias dificultades para millones de personas, incremento de la pobreza, exclusión social y, esto es muy grave, ausencia de expectativas de futuro, de forma especial para las personas jóvenes. Estar pasándolo mal, ver como crecen las dificultades, pero además no atisbar luces en un horizonte que den esperanzas de un cambio razonable a mejor es, cuando menos, descorazonador.
Una tasa de paro en torno al 20%. El paro juvenil rondando el 40%. Altos niveles de temporalidad que solo han disminuido por la no renovación masiva de contratos temporales. El 90% de los contratos que se realizan son de carácter temporal, evidenciando una bolsa de fraude generalizada. Nadie se cree que la práctica totalidad de los contratos estén destinados a trabajos de naturaleza eventual. La economía sumergida extiende su influencia. Mientras, los que tienen prestaciones por desempleo las van consumiendo y aumenta el número de personas sin protección.
Son los problemas reales de un país que, mientras los resuelve, tiene que ir repensando una forma de producir más sólida, menos vulnerable a la destrucción de empleo, más sostenible. Y son los problemas reales más inmediatos los que tienen que centrar las agendas de las actuaciones políticas y sociales. También las sindicales. El acuerdo alcanzado entre Sindicatos y Patronales para encauzar la negociación colectiva en los próximos tres años, hablando de salarios, beneficios y empleo, va en esa dirección, y da márgenes de maniobra para trasladar a la negociación en cada convenio el conjunto del temario. La actuación y firmeza sindical en cada mesa de negociación tiene que hacer que se hable de la concreción y desarrollo de todas las derivadas del acuerdo y no tan solo de unas.
Problemas reales de los que también habrá que hablar en el diálogo social tripartito reabierto con las políticas de mercado laboral. Un nuevo escenario para la concertación al que CCOO va con las cosas muy claras; soluciones reales a problemas reales. Y la solución no está en abaratar despidos y aumentar la temporalidad. Más bien todo lo contrario, avanzar en la causalización de los contratos (a un trabajo estable debe corresponder un contrato estable), límites a la contratación, causalización de los despidos (no puede seguir utilizándose el despido disciplinario para todo y con opción siempre para el empresario de readmitir o no en caso de improcedencia), apuesta seria por la inserción de los jóvenes en el mercado laboral, etc. etc.
Problemas urgentes que acometer. Por eso, es totalmente inapropiado, fuera de lugar, de ámbito y extemporáneo, el que se ponga encima de la mesa por parte del Gobierno Español, la necesidad de alargar la edad de jubilación legal hasta los 67 años. Desde luego que es inoportuno en la forma, tiempo y lugar. Pero también es discutible en cuanto a la solidez de los argumentos sobre los que se sustenta la propuesta.
Es una propuesta que el Gobierno de Zapatero tiene que quitar de la agenda, para introducir un debate serio, en el momento oportuno y en ámbito apropiado (el Pacto de Toledo), sobre el sostenimiento y mejora del sistema público de pensiones. No es momento de simplificar conclusiones precipitadas. El debate tiene que ser más sereno y sosegado y centrado en los elementos que hacen viable cualquier proyecto económico; gestión del gasto….. y también gestión de los ingresos.
El presidente Zapatero, su Gobierno, y todos aquellos que están poniendo en duda la credibilidad y sostenibilidad del sistema público de pensiones, tendrán que entender que las personas trabajadoras de este país, no vamos a tragar con una medida totalmente injustificada y que está fuera de las prioridades de la recuperación económica.
Por eso CCOO nos estamos movilizando. Con asambleas en los centros de trabajo. Charlas en las comarcas. Reparto de información en las ciudades. Recogida de firmas.
De jubilarnos a los 67, ni hablar. Lo vamos a tumbar. Porque nos sobran las razones. Y porque las movilizaciones van a demostrar de forma contundente lo que pensamos la inmensa mayoría de la ciudadanía de este país.
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