Un año más, en el entorno del 8 de Marzo, en un buen número de ciudades de nuestro país proliferan los actos en conmemoración de la mujer trabajadora. En el acto que el pasado día 2 de Marzo realizó la C.S. de CCOO, un compañera desde el escenario dijo algo así como que “ojala no tengamos que conmemorar muchos años más este día”. A buen seguro la expresión de este deseo, entrañaba el de que las desigualdades por motivo género desaparezcan rápidamente. Deseo compartido, claro está, pero que aún con lo mucho avanzado, parece muy estar todavía muy alejado de la realidad que vivimos.
Es cierto que el desarrollo económico de los años anteriores a la crisis, se produjo una importante incorporación de mujeres al mercado laboral. Se incrementó la población activa y la ocupada entre las mujeres, disminuyéndose el diferencial existente con los hombres. El mayor grado de ocupación de las mujeres, no parece que haya sido debido a reequilibrios en las tendencias discriminatorias empresariales hacia estas, sino a que en algunos sectores y territorios se produjo una situación que algunos denominaban de “pleno empleo técnico masculino”. También se observaba desplazamiento del empleo masculino a hacia sectores mejor remunerados. Todo esto ha favorecido la contratación de mujeres en los sectores de servicios.
Por otra parte, el notable incremento de tituladas universitarias y de una creciente preparación profesional de las mujeres ha favorecido, la inserción en algunas profesiones que requieren mayor cualificación. Esto se ha producido claramente en la oferta de empleo público, al que se accede por procesos de selección más objetivos y en el que las preferencias selectivas de género pueden quedar más diluidas. Así la incorporación de las mujeres a la educación y a la sanidad ha sido muy importante.
En poco más de 10 años, de 1996 a 2007, se duplicó el número de mujeres ocupadas en Aragón. El mayor incremento se produjo en trabajos no cualificados, en empleadas de servicios y en trabajos administrativos. Por otra parte se produjo una importante aportación femenina a trabajos de carácter científico y profesionales de apoyo. La incorporación ha sido muy pequeña en trabajos cualificados de carácter industrial y en tareas directivas. Se produce así una distribución desigual en el mercado laboral, con una segmentación matizadamente diferente a la de los hombres, que siguen ocupando en mayor medida los empleos de alta dirección y los trabajos cualificados del sector industrial.
Sin embargo la tasa de actividad femenina, a pesar del avance experimentado, sigue siendo 16 puntos inferior a la masculina. La mayor destrucción de empleo en los sectores de construcción y en la industria, sectores ocupados mayoritariamente por hombres, ha hecho que la tasa de paro femenina se haya ido equiparando a la masculina. La EPA de diciembre de 2009 nos reflejaba una tasa de desempleo masculino del 18,64% y femenino del 19,07% en el conjunto del estado español, mientras en Aragón era del 13,85 y 12,55 respectivamente. Una vez ralentizada la caída del empleo en construcción, y extendiéndose en otros sectores, es previsible una mayor caída de empleo femenino.
Siguen produciéndose desigualdades en materia salarial. Y no solo en términos globales, por la distribución en el mercado laboral, que también. Además en demasiadas ocasiones, sigue remunerándose más a los hombres que a las mujeres en trabajos de idéntica naturaleza. Por añadidura la mayoría de contratos a tiempo parcial son ocupados por mujeres; y no precisamente por una opción personal, sino por decisión empresarial en la oferta.
Seguimos viviendo en una sociedad que soporta enormes desigualdades de género en lo cotidiano. La atención a los menores, el acompañamiento en la educación, en la sanidad, el cuidado de los abuelos, las tareas domésticas, siguen recayendo en mayor medida, cuando no de forma exclusiva, sobre las mujeres. Esto también tiene su reflejo en el mundo laboral, siendo un elemento añadido en las dificultades para una plena integración de la mujer.
Se ha avanzado mucho. Pero todavía hay un enorme camino que recorrer en materia de igualdad. En el acceso a todos sectores y profesiones. En materia retributiva. En contratación. También en los despidos. Los planes de igualdad en la negociación colectiva no acaban de avanzar de forma efectiva. Se empieza a hablar de todo esto en los Convenios Colectivos, pero en muchos casos no se deja de firmar sino una serie de generalidades, que parecen responder más a un salir del paso que a una voluntad de articular medidas efectivas.
También tenemos que avanzar en casa. Propongo un sondeo en el entorno personal de cada uno, con la siguiente pregunta: ¿Cuántos hombres planchan sus propias camisas? ¿Y mujeres?. Si la encuesta se hace sobre otras tareas domésticas, también vale.
Ya se, ya se; nosotros arreglamos los enchufes y hasta sacamos el perro a pasear. Ya nos vale.
Para leer : Fundación 1º de Mayo. Los efectos de la crisis sobre las mujeres (pinchar aquí)
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